3.26.2006

Hablé con Frida Kahlo©

Israel Pintor

Ella, imponente, pavorosamente talentosa, a quién llamamos Friducha con amor, capaz de hacer de un lienzo crueles maravillas. Trascendente como ser humano, artista invaluable. Ardiente comunista y feminista dedicada a la causa, dicharachera, buen chef, extrovertida, muy valiente y dada a sus palabrotas. Bebía tequila como agua, según sus hermanas, cantaba canciones eróticas en la ducha y se reía de su propio dolor. Judía por herencia, atea por convicción. ¿Frida Kahlo? Nació el seis de julio de 1907 en la “Casa azul”, Coyoacán. Su nombre completo: Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, hija de Guillermo Kahlo, fotógrafo judío-alemán.

“A los seis años tuve mi primera cita con el dolor cuando la polio me atacó, retrasándome tres años de escuela y dejándome la pierna derecha más flaca que la otra; a los 18 años y no a los 16 como se creyó, me cité con el dolor por segunda vez cuando el autobús en el que viajaba junto a mi novio, chocó con un tranvía. Quedé en piezas como los pollos para freír.” Una vara de metal le entró por un costado saliendo por la vagina, haciéndole perder la virginidad “sin reproches” como ella solía decir riéndose. El suceso provocóle once fracturas en la pierna, la ruptura de la columna vertebral, la clavícula, dos costillas, la pelvis en tres partes y un pie aplastado. Hablaba del suceso siempre, entre triste y orgullosa durante todas y cada una de las comidas o fiestas con amigos. Sin embargo nada la detuvo, a pesar de haber quedado “como piltrafa”, cubierta de yeso y confinada a un aparato ortopédico, comenzó a pintar sus primeras obras. Su gran sentido del humor le hacía tomar sus vicisitudes con gracia y alegría.

Al recuperarse del accidente Kahlo buscó a Diego Rivera -“el panzón”- en la Escuela Nacional Preparatoria de la cuidad de México donde ella estudió y él pintaba murales. Le mostró algunas de sus obras solicitándole su opinión sincera y lo invitó a visitar la casa azul para ver el resto de sus pinturas. Fue así como Rivera empezó a cortejarla.

“Me di cuenta de que el hombre me gustaba, a pesar de ser mayor, bebedor, con cara de rana y para colmo comprometido con Lupe Marín, quién le celaba hasta con el aire.” Me confió durante uno de los fines de semana en que compré flores de colores para llevarle y alegrarle el encierro. Día y noche pasaba postrada en la cama, pobre. Cuando Diego se enamoró de Frida, echó a un lado a su amante (con la que tuvo dos hijos). A los 22 años, Kahlo contrajo nupcias con el muralista y también comunista, no sin que antes la enardecida Lupe Marín se fuera a hacerle un escándalo a Frida. “Fue todo un bochinche, Lupe se levantó la falda para gritarme que ella tenía más dotes para complacer a Diego.” Casi nunca contaba eso, siempre le dio vergüenza aquél “infortunio de borrachos”. El matrimonio Kahlo-Rivera se divorció a finales de 1939 para volverse a casar aproximadamente un año después.

Se decía que el divorcio fue causado por las constantes infidelidades de Rivera. “Siempre valoré mucho más su lealtad; Diego no sabe de eso, cogía con cualquiera, me sentí defraudada cuando se acostó con Cristina, mi hermana”. Con mirada cómplice y pícara decía la Kahlo mientras se acicalaba en cabello: “Estaba al tanto, no le daba tanta importancia pues me las supe arreglar también.”

Entre 1930 y 1933 la pareja vivió en Estados Unidos, donde Diego pintó murales en San Francisco, Detroit y Nueva York. Frida volvió a México únicamente por cinco semanas, tiempo que pasó en la casa azul a raíz de la muerte de su madre. A su regreso a México la pareja se instaló en una casa en San Ángel.

León Trotsky, héroe de la Revolución de Octubre exiliado del régimen stalinista soviético, consiguió en 1937 asilo político e invitación como huésped del gobierno mexicano, gracias a las gestiones de Diego Rivera frente al presidente Cárdenas. El matrimonio Trotsky vivió en la casa azul, en ese entonces propiedad de Guillermo Kahlo, los Rivera vivían en la casa de San Ángel. Durante la estadía del revolucionario, Frida y él compaginaron ideológicamente y vivieron además un escandaloso romance.

Contaba de sus viajes: “en Francia, André Breton, poeta y amigo llamó a mis pinturas `una bomba envuelta en cintas elegantes´ y Picasso me llevó a cenar”. Pero Frida jamás perdió su sencillez, se mostraba inmensamente accesible. Ataviada con trajes típicos, colmada de collares y anillos, era una mujer exóticamente atractiva. Tuvo numerosas mascotas, desde monitos y loras hasta un gato que se le dormía encima del pie que le sería amputado por gangrena.

Diego y Frida contrajeron matrimonio por segunda vez a principios de 1941, poco antes de la muerte del padre de Frida. “Acepté con la condición de que Diego me permitiera mantenerme económicamente yo sola”. El matrimonio se instaló de nuevo en la casa azul. En aquella época recibieron distinguidos visitantes, entre ellos figuraron amistades como Concha Michel, Dolores del Río, María Félix, Lucha Reyes y Chavela Vargas.

En el año de 1943, a sus 33 años de edad Frida fue nombrada profesora en la Escuela de Pintura y Escultura de La Esmeralda; al poco tiempo dejó se asistir a causa del estado de su salud y sus alumnos se trasladaron a Coyoacán para recibir sus lecciones. El grupo se redujo a cuatro jóvenes apodados “Los fridos”, a los que instalaba en el jardín de la casa con sus caballetes, o acompañaba a pintar a sitios cercanos.

Frida expuso en tres ocasiones. Organizó las exposiciones de Nueva York de 1938 y de París de 1939. En abril de 1953 expuso por primera vez en la galería de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México. Dado que su salud iba de mal en peor, Frida hizo que la llevaran a la galería a bordo de una aparatosa ambulancia con las sirenas prendidas. Echada en una camilla con el porte de una reina, brindó, bromeó y cantó con sus admiradores, la exposición fue un éxito.

Tras la exposición, Kahlo tuvo que soportar que le amputaran la pierna derecha hasta la altura de la rodilla. “Mejor así, apesto a perro muerto o puta sin lavar” bromeaba. La amputación le sumió en una fuerte depresión, intentó auto eliminarse dos veces, pero fracasó.

Su historia es muy triste, pero bien apasionada a la vez. Nunca dejará de sorprenderme su increíble fuerza. A raíz de su nueva peripecia fui con mamá a visitarla el pasado cinco de julio, mi madre habló con Cristina, Frida está grave. Al igual que el día de su exposición en la galería de Arte Contemporáneo, hizo que en cama la llevaran a unirse a la manifestación contra la caída del gobierno izquierdista de Jacobo Arbenz de Guatemala. ¡Lo comunista no se lo quitaban ni aunque llovieran meteoritos! Esa Friducha no tuvo pudor, apenas comenzaba su recuperación de la bronconeumonía y desobedeció las órdenes del médico de nuevo. Jamás olvidaré la última vez que hablé con Frida.

Eran las cuatro o cinco de la tarde, la luz del sol era amarillo ocre, todo de oro parecía en la ciudad a esas horas. Cristina nos recibiría en el vestíbulo de la casa azul. Mi madre insistía en ver a Frida, creía que en cualquier momento sería la última oportunidad de verla. Ante nosotros (mi madre y yo) celosas las puertas de madera en la entrada. Tocamos, abrió Cristina. Había sonrisas en su rostro, pero la solemnidad de la absoluta resignación la invadía ya.

El patio del inmueble, como de costumbre, estaba lleno de colores, flores, adornos y esculturas; como de puntitas, con el estilo más elegante que conozco, un pavor real caminó al rededor de los cactus. La casa estaba decorada con artículos de arte popular mexicano: exvotos, judas de carrizo y papel encolado, juguetes de feria, muebles de ocote y oyamel, muertes de yeso, de alambre, de cartón, de azúcar, de papel de China; papeles recortados, petates, sarapes, huaraches, flores de papel y de cera, tocados, matracas, piñatas y máscaras; fotografías de seres queridos, armarios y repisas con figuras prehispánicas. Estaba viva, la casa estaba viva igual que Frida Kahlo.

Íbamos vestidos como un domingo de iglesia, mi madre obligóme a vestir formal, de corbata y toda la cosa. Ella portaba en la cabeza una boina café en combinación con la falda y el abrigo de lana. Estábamos al límite de lo aburrido. Interpreto que mi madre creía asistir a un funeral por adelantado. ¡Que patético! Pensé.

Hora y media permanecí sentado al lado de mamá. Cristina y yo sólo escuchábamos sus convalecencias. Era como para pegarse un tiro. Pobre de Cristina, tenía que soportar a cada chismoso amigo de Frida. Pobre de Frida, querría soportar a cada uno de sus amigos chismosos. Imaginé en esos momentos lo lamentable que resultaría para un artista postrarse en una cama así, sin nada mejor que hacer. Doliéndose únicamente, soportando el tiempo.

¿Puede soportar más de lo que ya soporta? ¿Podría yo a caso distraerle el pensamiento con alguna intromisión? Pensé mientras hablaba mamá como una de las loras de Frida y Cristina resistía la tortura perpetuada. Interrumpí abruptamente.
-Lo siento. Necesito el cuarto de baño Cristina ¿podría decirme cómo llegar? Dije al levantarme de aquella incómoda silla de madera apolillada.
Sin contratiempos asomó la cabeza Cristina, señaló con el brazo la dirección.
-Salte, caminas un poco a la derecha y listo. Indicó la incómoda hermana.

Ver a Frida, era esa mi idea. Mucho menos aburrido resultaba para mí e, imaginé gustosa a la Kahlo de verme. Como por inercia caminé, no al cuarto de baño, sino al cuarto de Friducha. Sin saber a ciencia cierta la reacción de Frida, arranqué una rosa del jardín para dársela. Me sentí avergonzado al tener en mano aquella rosa cortada. ¿Pensará que la traje de fuera?, ¿reconocerá las flores de su propia casa? Estuve a punto de tirarla. En la solapa del traje decidí ponerla. Paso a paso caminé, lento, tímido hasta llegar.

Desde fuera llamaba la atención, en lo alto de los muros yacían ollas de barro encajadas en piedra volcánica del Pedregal. La puerta de la habitación estaba entre abierta, miré sigilosamente. Allí estaba ella, postrada en la cama, desalineada de pies a cabeza, cubierta por una manta de colores mexicanos: verde perico, rosa enaguas, amarillo girasol. El cabello suelto, negro como el alma del infierno, la mirada seca, cubierta por sus cejas tristes.

Abrí la puerta esperando indecencias; nadie con buen juicio esperaría ser bien recibido por un convaleciente, lo de menos era esperar honrosas groserías. Dormía, o al menos eso parecía; se veía exhausta. Mis ojos se depositaron inmediatamente en los detalles: en el techo de su cama había caracoles marinos y un espejo. Desperdigados en cada rincón instrumentos de pintura, describía aquella imagen el verdadero estudio de trabajo de un artista. Moderadamente amplio el lugar, olía a encierro, al encierro de un alma libre.

Le daba la espalda a Frida. La curiosidad que sentí en esos momentos estuvo cerca de convertirse en morbo, por instantes la cordura me obligaba a salir de allí con latigazos aguerridos. Giré el cuerpo, posteriormente la cabeza. Un susto cambióme la tez de color, Frida me miraba silenciosa. ¿Se daría cuanta de mi presencia desde un principio o la habría despertado? Era lo de menos. Tenía abiertos los ojos, serena. Me quedé mudo, inmóvil.

-Hooola. Me atreví a decir. Con voz casi imperceptible contestó el saludo:
-¿Curioseando? Bajé el rostro apenado.
-Vine a saludarte, a ver cómo seguías y, según ha dejado mi atrevimiento, a molestarte.
-Nunca será molestia saludarte. Con mucho mejor tono continuó la conversación. Sonaba cansada, pero como siempre irradiaba luz, aún cuando se encontraba sumergida en la oscuridad.
-Imaginé que podría verte, quería hacerlo. Y quizá podría hacerte sentir mejor una visita.
-Sabes siempre arreglártelas para salirte con la tuya, ¿se quedaron solas? Por primera vez descalifiqué mi obstinado comportamiento, pero eran tantas mis ganas por verla…
-Hazme hablar, extraño las conversaciones oportunas. En el rostro de la mujer se dibujo una sonrisa.

Seguro mi cara representaba la desesperación de cualquier historiador al conocer al personaje anhelado. La diferencia era que ya la conocía, era Frida decreciendo. Pensé en aprovechar aquellos instantes como si fueran la última gota de agua en el desierto. Enfrente una gran artista, mi pintora favorita y amiga. Qué preguntar. No había mucho tiempo para pensarlo, seguramente comenzarían a preguntarse por mí las mujeres que dejé a solas; con toda la confianza que la adversidad regala, intenté resumirlo todo. Dije en tono melancólico, como en espera de la última pronunciación en el final de los tiempos:

-Háblame de tu más grande pasión y más fuerte dolor, cuál es tu obra preferida, por qué la pintura y no otro arte. Se notaba mi sed por Frida. Era para mi fuente de inspiración.
-He tenido dos pasiones: Diego y la pintura. Pinto siempre que puedo. Te habrás dado cuenta ya de eso. Y al panzón lo amé desde que lo conocí. Dos han sido mis más grandes dolores: el accidente del tranvía y Diego. Ese sapo me ha provocado las más grandes depresiones. Más fuertes son los dolores del corazón. ¡Estupideces de enamorados! Yo por desgracia soy una estúpida enamorada. Siguió hablando sin parar.
-Ahora no sé, pero en su momento “Las dos Fridas” despertó en mí sentimientos inéditos. Suena egocéntrico, mi trabajo podría resultar ególatra para muchos, nunca me importó lo que pensaran los demás. Los cumplidos fueron siempre insoportables. ¡Pinches críticos!

Aquellas palabras la agotaron visiblemente, la Frida incontenible estaba desapareciendo. Yo, estupefacto. Erguido allí, sin poder moverme, como si el mundo entero reposara en mis hombros.

-¿Por qué la pintura y no otro arte? Te subestimé. ¿Por qué subir y no quedarse abajo con tu madre y con Cristina? Así como tu curiosidad, grande es el gusto de un artista. De nueva cuenta bajé el rostro apenado.
-¿Tienes miedo? Pregunté.
-Espero que la partida sea jubilosa y espero nunca volver.

Súbitamente abrió la puerta Cristina, parecía preocupada:
-Tu madre está esperando abajo, será mejor que la alcances. Por un momento se miraron. Frida mantenía la sonrisa.
Todo se fue líquido desde ese momento. Más rápido que un rayo desaparecí no sin antes decir adiós. Seis días después Frida murió.

México distrito Federal, diciembre 1953.


Jamás hablé con Frida Kahlo, pero siempre la he admirado.©

3.24.2006

Alejandra Bogue, de tiempo completo©

Por Israel Pintor y Cesar Torres
Entrevista exclusiva para la UAM.X y Radiorockola.com


"Comencé mi carrera artística en la década de los 80, en centro nocturno (antro), en el cual florezco y me volví la reina hasta que me quedó chico en antro. Al inicio de los 90 hago mi debut en teatro universitario con la obre baal de Bertol Brecht, dirigida por José Luis Cruz, en ese momento me sentía soñada por que me fue a ver mucha gente. Incursioné en el mundo del performance, el modelaje por necesidad en donde atravesé desde museos hasta antros de cualquier género.

En 1993, hago mis conocimientos y el colmillo. Me hice acreedora a un reconocimiento como revelación femenina (aunque no le gustara a muchas) por la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro (AMCT).

Del año 1999 al 2000 hago mi primer estelar en teatro, en donde desgraciadamente no me fue a ver nadie, para retomar después la vida nocturna con las hermanas Vampiro.

En el 2001 empiezo a colaborar en Telehit en el programa de Valvula de Escape con Horacio Villalobos, en donde se inicia el proyecto Desde Gayola; iniciando el 2002 me dan la oportunidad de ser la coordinadora de vestuario del canal, sin dejar mi trabajo de artista, atravesando por un sinnúmero de personajes hasta interpretar el papel de la Tesorito.

Y lo que sigue en mi vida, es continuar trapeando hasta las últimas consecuencias".


Después de dos largas semanas de espera, el día había llegado. Más de tres llamadas retrasarían el encuentro "Perdóname mi vida, pero tengo llamado" decía la Bogue al teléfono. Se había creado expectativa ya entre la gente que sabía de la entrevista. Apostaban a que seguiría dando largas y a fin de cuentas la cancelaría. Nada de eso sucedió.

El sol indecente tocaba frívolo la piel de todo aquel que osara posarse a su alcance, pasaba ya del medio día. La cita, después de posponerse tanto, terminó por acordarse en su departamento al sur de la ciudad de México. Un dedo tocó el timbre que tenía el número seis y, arriba, en el segundo piso del edificio una cabeza rubia asomó. "Ahora te abro la puerta mi cielo".

Gafas para leer tapaban sus ojos, su look era casual, vestida para recibir la visita de cualquier amigo. Una blusa rosa mantenía desnudos sus hombros, los jeans ajustados le daban forma a sus curvas y, las sandalias brillaban, en combinación con la blusa. "¿Van a grabar?" preguntó con un gesto incómodo en el rostro.

Luces muy guapa, así que no te preocupes por el aspecto…"Hace un buen rato ya no me importa tanto el aspecto. Yo creo que es por que me siento bien por dentro. Por fuera me siento muy cansada, pero estoy bien". Con voz relajada, la mejor postura de espalda y un excelente peinado, toma asiento en uno de los sofás del living en que se desarrollaría la conversación.

¿Qué te hace sentirte bien por dentro? Te vez muy contenta… "Estoy contenta por que hago lo que me gusta, soy como quiero ser, vivo tranquila, feliz, trabajo mucho pero el trabajo me retribuye cosas en el interior. Estoy en un momento en que cosecho lo que he sembrado". Tienes una casa muy bonita… "Muchas gracias. Familiar la casa ¿no?…vivo con mi mamá. No está pero acá vivo con ella. Que bueno que no está, por que no le gustan estas cosas. Es un sol, pero no es lo suyo. Se debe tener una entereza para abrirte y sacar lo que tienes dentro del corazón. Hablar de tu vida. Agradezco por que tengo una mamá que me deja hacer lo que quiero, no está encima de mí".

Sin haberse dado cuenta la actriz, la entrevista había comenzado ya. ¿Quién es Alejandra Bogue, cómo la defines? "Me defino auténtica, sin etiquetas. Creo que se me ha olvidado el hecho de ser transgénero y ese tipo de calificativos porque no vivo tan así ¿no?, me fui por otro camino, uno que comúnmente no se ve; soy Alejandra y punto. Así me asumo por que no me veo de otra manera. Hace 20 años… voy para 21 que soy Alejandra Bogue de tiempo completo. Establecí eso para mi vida. Si no me hubiera asumido como la Bogue, no me hubiera desarrollado como ser humano".

Antes ¿como era? "Pus igual, nada más que sin chichis…" Con el más excitado tono contestó al mismo tiempo que estrechaba la palma de sus manos con sus pechos. "Tal vez uno no ve los cambios. Miras fotos después y piensas que has cambiado un poco, pero en realidad siempre me he visto igual. Soy la misma, nunca me vi de otra manera, en realidad…".

¿Cómo fue la reacción y postura de tu familia? "En un principio la reacción fue de desconcierto, de confusión, porque la realidad es que la familia se preocupa porque quiere lo mejor para ti, y socialmente hablando lo mejor no es vivir en una condición que yo escogí. Soy muy familiar, de comiditas los domingos y toda la cosa: sobrinas, tíos, tías, primos, primas, mucha familia grande… Convivo mucho con mi familia. Ya te decía que vivo con mi madre". Recibes mucho apoyo de tu mamá entonces… "He recibido mucho el apoyo de mi mamá, pero he puesto también todo de mi parte. Ella me encamina, me guía, me orienta. Pero no en todo me apoya, porque hacemos cada cosa los humanos que híjole, estamos re locos. Yo y todo mundo está bien loco, ¡está heavy!".


¿Cómo ha sido el tratamiento médico, psicológico, hormonal, etc., para ser Alejandra Bogue? "De hormonas, te inyectas una hormona cada mes y se acabó el asunto; vas con un endocrinólogo y te checas. Es paulatino, no es de un día para otro, es un proceso largo. Te tienes que cuidar: comida, ejercicio, etc., no es ningún sacrificio para mí, no lo veo como ¡ha! que chingas… no tengo pedo. Psicológico… mi mamá me ha enseñado muchas cosas, ha sido un trabajo para las dos, soy afortunada por que en ese sentido ha sido un gran apoyo, me ha obligado a enriquecer el espíritu y a cultivarme". ¿Alguna vez el cuidado continuo te ha puesto a pensar en echar reversa? "No por que así es como decidí vivir. Me he enfrentado a ese lado, a la otra parte. Es una dualidad. No la puedes negar".

¿La Bogue tiene comunicación con su parte masculina? "En cierta forma, pero vivirla físicamente es otra cosa. Por supuesto, es un todo. Cuesta trabajo asumirlo y aceptarlo. Si no me hubiera dado de la mano con la otra parte no habría autenticidad, no hay avance, no hay nada. Eso no pone entredicho que yo no viva mi vida como Alejandra". Si tuvieras que escoger, hombre o mujer,¿ qué escoges como pareja? "Un hombre. A mi me gustan los hombres". ¿Por qué? "He esta
do con las chavas y las amo y me encantan. He tenido novias, he sido muy lesbiana. Pero no radica en el género ni en la orientación sexual, más bien en el amor, en como te trata la gente. Pero sexualmente lo que me llama son los hombres porque son más carnales: se le para, eyacula y se acabó. Las mujeres son más apasionadas, pero con los hombres la cosa es más carnal, aunque es más difícil por que no hay tanta sensibilidad y establecer comunicación con ellos es muy complicado. Sin denigrar al género masculino".

¿Tienes pareja? "No". ¿La buscas? "Pus no la busco ya. Si quiero tenerla. Tendrá que llegar. He besado muchos sapos para encontrar al príncipe y no lo he encontrado".

¿Qué buscas en un hombre, qué debe tener para que sea tu pareja? "Íjole, también una a veces hace unas peticiones al respecto… que bueno. Pero no existe, la realidad es esa. No estamos en el paraíso, no somos perfectos. Insisto mucho en el interior, tiene que ver con la comunicación que hay por dentro. También es rico el contacto físico, es básico, si no una se marchita… Pero es más de comunicación interna. Vivimos unos tiempos en que la gente no vive muy internamente, está todo afuera: Internet, comunicaciones, afuera ¡Bumm!, tetas, todas estamos buenas, podemos lograr el sueño que queramos con la orientación sexual que tengas. Convertirnos en lo que nos haga felices. Que también es una tontería porque el cuerpo lo vas a dejar; no es tan importante. Por eso hay corrientes alternativas hoy para vivir espiritualmente en otro nivel, ya es una necesidad. El mundo está muy plástico, mira yo me he dado un vuelo ¿he?".

También tienes una parte muy espiritual… "Sin seguir ninguna corriente, no estoy elevada ni mucho menos, no hago shows al respecto pero estoy trabajando en eso. Considero que eso es muy importante a nivel personal porque somos lo que pensamos. Probé muchas cosas: metafísicas, indús… por educación soy católica. Finalmente haces tu propia religión. Conforme trabajas en eso aprendes más y te conoces mejor. En el mundo de los vivos no sabemos que es lo que sigue después. Seguimos lo que nos dicta el corazón".

¿Cuáles son dos placeres de tu vida que consideras fundamentales? "El ballet y seguir siendo yo misma. Empecé ya ruca con el ballet, a los 28 o 29, le eché muchas ganas, se hace condición. Me enamoré de la disciplina. Si entras con objetivos superficiales no pasa nada, no avanzas. Un día desperté gorda y al otro guapísima. Realmente tienes que engancharte a la disciplina. El ballet me ayuda a mantener la línea. Nunca lo voy a dejar, mientras tenga ganas de mantenerme viva y vigente, no lo dejaré".

¿Qué otros planes tiene Alejandra Bogue además de seguir actuando y practicando ballet? "Trabajar me gusta mucho. A veces me gustaría trabajar un poco menos. Pero tengo planes míos, no me quiero quedar con las ganas de desarrollar mis proyectos. Aún trabajo en ellos, los saco de la cabeza al papel, necesito pensarlo mejor para poder hablar de ello. En Desde Gayola he aprendido mucho: disciplina de trabajo, te entrenas, en el momento que tienes que actuar, actúas. Adquieres capacidad de resolución, a veces no sabes que hacer, pero allí aprendí a solucionar problemas rápido".

¿Cómo llegaste a Televisa? "Conocí a Horacio Villalobos por que me lo presentó Daniel Vives (Ego, la súper mana), iba de corista de Ego en su papel de Mónica Naranjo, le dije a Horacio que me invitara a mi sola. Surgió Desde Gayola y había un papel que podía yo hacer. Representé el papel de una señora neurótica que trataba terriblemente a la chacha... Así le buscamos. Empezamos a grabar en el 2001, entre a televisa formalmente en febrero del 2002. Ha sido difícil, puro trabajo. No entre como la estrella, en realidad era un puesto nada privilegiado. Tengo la plaza de coordinadora de vestuario, cuando entré a Telehit vestía a todos (el elenco del programa), aparte de actuar en el programa, todo incluido en el sueldo. Mi postura en la televisión no ha sido muy imponente. Ahora han cambiado las cosas, pero no dejo de trabajar, le hecho ganas. Tengo por que le trabajo. Le he chambeado a todo… ¡a todo! Donde nos ha ido muy padre es con las presentaciones en vivo".

¿Cómo los ha recibido la gente? "Muy bonito. Estoy sorprendida. Pienso: que bueno que les dejamos algo en el corazoncito. Son de las cosas que me voy a llevar, más que el éxito, la fama y la artisteada. No lo vivo así en realidad. Soy bastante sencilla al respecto. Lo bonito es que a mucho público le gusta y hemos tenido buenos recibimientos. El camino no está tan errado". ¿Cómo fue cuando llegaste a Televisa y conociste a todos allí? "La gente normalmente le tiene miedo a lo desconocido. Horacio bien siempre, pero el personal de allí… Tengo una imagen muy fuerte, perturbadora. No soy así, en realidad soy muy sencilla y a veces raya uno en lo pendeja por ser buena gente. Prefiero vivir sin malicia, no se ser de otra manera, en mi esencia no hay esa maldad para lograr esos mecanismos. Soy muy romántica, artista. Me engatusan. Soy tan ingenua. No conocen, se espantan y su primera reacción no es amable; después cuando te conocen y te tratan diferente, se dan cuenta y dicen: que simpática, que mona, hasta que guapa estás, etc. Cuesta trabajo. Ha sido un aprendizaje mutuo, la empresa se porto bien en general, eso habla bien de ella. Hoy por hoy el trato es muy bueno, no me quejo, al contrario. Me he ganado mi lugar".

Para una persona “trans”, ¿cómo está la situación en Televisa?, ¿es difícil entrar? "Pienso que si una persona tiene algo que darle a la empresa y le gusta trabajar, entra. La cosa es trabajar". ¿Has sufrido algún tipo de discriminación dentro de la empresa? "No". ¿Cuáles han sido tus anteriores trabajos? "Actuar, teatro, performance, de todo, hasta de de cigarrera… Soy artista: me gusta bailar, escribir, no soy escritora pero me gusta plasmar mis interiores. No los publico pero en algún momento me gustaría hacerlo pues creo que tal vez le pueden servir a alguien. Mi interés no es lucrar porque eso no es auténtico. No funciona cuando vives del escándalo. Eso es falso, no sirve. Todos esos escritos algo dejarán, servirán para alguien; no me interesa hacer show, lo hago porque me gusta. También estuve en bares con Las Hermanas Vampiro, justo antes de entrar a Telehit. Después de ganarme el premio en el teatro Actriz Revelación se me subió el fracaso. Fui a pedirles trabajo a mis comadres las vampiro; de coro, de lo que fuera, no había bronca. Así fue del 2000 al 2002. Nos presentábamos los domingos y estaba de pelos, nos recibía mucha gente. Ese fue un buen momento para acabar de consolidar el personaje de Alejandra Bogue".

¿Cuál es tu relación actual con el colectivo LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transgénero, Transexual)? "No me he acercado tanto, no por que tenga prejuicios, me manifiesto de manera diferente. He vivido mi vida diversa, no me relaciono únicamente con gente trans. No tengo muchas amigas trans. Creo que la amistad no tiene nada que ver con el género. Voy a los bares gay por que me parecen lo más divertidos. Los bares buga (heterosexuales) son un horror, se ponen borrachas, se pegan, no entiendo yo… y es lo que supuestamente es socialmente aceptado. Mi manera de manifestarme es siendo quien soy". ¿Te consideras feminista? "No pero apoyo mucho los derechos de la mujer. Considero que es más fuerte la mujer que el hombre. Físicamente incluso. El sexo fuerte es la mujer. Aunque les brinque lo que dijo. Creo que por eso escogí ser mujer. Esa parte del hombre no me gusta porque no produce".

¿A qué le atribuye Alejandra Bogue su éxito? "Al trabajo, a la disciplina. No es de a gratis. A veces no me gusta decirlo tanto porque dicen: ¡ay! ésta que panfleta, pero no es panfleto, así vivo, no escondo nada, así he sido siempre. Cuando quieres hacer algo y le apuestas mucho con intenciones de lucro, no sirve porque el mensaje no llega como debería. Se cae. Las intenciones no son tan sanas, tan honestas. La disciplina es indispensable, si no fuera por ella no estaría aquí platicando contigo. A veces te cuesta trabajo entrarlo, pero le echas ganas. Siempre he sido así, tal vez por eso no tengo pareja. No me aguantan el patín".

Continuó ya entrada en el tema sin parar. "A los hombres les espanta: ¡Ay! Ésta que flojera, me la va a ser de a pedo; mejor me levanto a la Jenny de Campeche, le doy quinientos pesos y se acabó, es lo que andan buscando, la dualidad y no comprometerse. Alguna vez lo dije. Lo interesante del mundo trans ya no es que te cuente mis aventuras, sino escuchar al otro lado. Hablar con hombres seguros de sí mismos, que casi no hay, que digan de mujeres trans, me gustan así y asado. Esa es mi fascinación, y no me considero puto, pero así es. Eso es lo interesante. Ahora ya decirte: me hice, me corte, me puse, me jalé, todo esto para lograr un sueño, pus que bueno, ya lo lograste y ya, después de eso qué sigue. Qué hacer para sostener lo que inventaste. Qué sigue después. Por eso me volví actriz, artista, romántica, etc., para satisfacer mis necesidades. Eso es lo que me sostiene".

¿Qué sigue para Alejandra Bogue? "Seguir chambeando. Hay planes, tienes metas, pero no se pueden graficar. Quiero retomar cosas del teatro, hacer cosas yo sola". ¿Piensas ya en una historia? "Quiero hacer un espectáculo en dónde pueda platicarles todo lo que he pasado y vivido, pero hacerlo más divertido. El hecho de que seamos culturales no significa que nos vamos a poner pezoneras y esas cosas ¿he? Hablar del género mixto, cómo lo he vivido pero de manera divertida".

De los personajes que interpretas actualmente, ¿cuál es tu preferido? Con muecas, gestos y tono de voz de cada personaje contestó "Me gustan mucho los dos. La Tesorito (Laura León) es divertidísima. Pero el de Tearruina (Talina Fernández) me tiene encantada. Son personajes muy grandes, gente muy importante". Escuché que Talina te adora "Si mi cielo, si". Usó el tono más sarcástico que pudo para contestar. Y Laura León ¿qué dice? "No tiene broncas, le gusta".

Cuando eras menor, ¿como quién querías ser?, ¿alguien te inspiraba? "Mucho Madonna, soy de generación ochentas. Admiro su disciplina. Trabajas, le neceas y llegas lejos". ¿A qué edad supiste que querías ser actriz? "Desde siempre. De chiquita me ponía a bailar y cantar y toda la cosa".

¿Cómo es un día normal de Alejandra Bogue? "Estoy en casa, salgo al parque, el cine también pero a veces me duele el codo, además está tan de plástico y huele todo a palomitas y nachos… Voy bailar, a saludar a las comadres, etc. Me gusta mucho leer, los me funcionan. García Márquez tiene cositas interesantes. Los libros que leo me llaman, si lees por obligación como te entraron se salen".

Tu voz está en todos los celulares, ¿qué piensas de que todos cargan tu tono? "Gracias por colaborar con dos pesos para mi cartera. Me llegan esos dos pesitos, muy buenos, muy buenos. Agradezco mucho. No puedo decirte que soy una estrella por que no me sale". ¿Te consideras famosa? "Últimamente me pasa que llego a un lugar y todos me observan. Pero no sé si es por vestida, por alta, etc. Pero siempre ha sucedido, ahora es más fuerte el efecto. Pero no me gusta muchas veces. Es incómodo, no siempre estás en el papel y de todas maneras sucede. Me sigo subiendo al metro, no me da miedo seguir enfrentándome a la vida cotidiana porque creo que eso te hace entender que vives en la tierra".©

De izquierda a derecha: Israel Pintor, Alejandra Bogue, Cesar Torres e Ismael Marín

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