7.10.2005

UNIVERSIDADES EN LA MARCHA DEL ORGULLO GAY ©

Por: Israel Pintor.

Parecían destellar algunos intentos por allá de 1968, México estaba despertando a una realidad menos congruente pero existente al fin de cuentas, fue después de una larga gestión que, en 1978 la población civil y algunos partidos descubren que organizaciones de liberación homosexual (reflejo de otras en Europa) existían, de entre las cuales resaltaron: “FHAR” (Frente Homosexual de Acción Revolucionaria), “Grupo Lambda de Liberación Homosexual” y “Lesbos”. Son estas organizaciones las que fosilizan un discurso más o menos bueno, que permite perder paulatinamente el miedo a la expresión del mismo en espacios abiertos.
Actualmente, en pleno siglo XXI, vemos que en México si no sobran, abundan organizaciones civiles, de resistencia, de apoyo psicológico, de defensa de los derechos humanos, de atención jurídica y hasta únicamente dedicadas al entretenimiento y el ligue entre muchas otras, todas dirigidas a la comunidad LGBT. Es posible hallar, en comparación de otros tiempos, un ambiente mucho más congruente y comprometido en donde conjuntamente se trabaja día con día para alcanzar los objetivos que cada una o juntas pretenden, y es con éstas organizaciones que el discurso evoluciona, crece y se reproduce de manera mucho más directa y unánime. Hablo aquí de la palabra con bases, del argumento con sentido y de la valentía que el clóset te regala al salir de él.
Actualmente todas estas organizaciones tenemos la oportunidad de reproducir ese discurso durante todo el año y en cantidad de lugares distintos, de manera que sean escuchadas nuestras propuestas, peticiones, opiniones, etc. Pero es un día del año, durante un par de horas y en varias entidades del país, que podemos ser partícipes de uno de los más claros y directos métodos de comunicación que desde la década de los ochenta aproximadamente, la comunidad LGBT en general ha utilizado para hacerse ver, escuchar y entender. Me refiero a la marcha del orgullo gay que en distintas fechas (entre el 20 de junio y los primeros días de julio de cada año) podemos presenciar en nuestro país.
Afortunadamente para unos y desafortunadamente para otros (que bien podríamos ser mayoría), el carácter político y de lucha de la marcha en donde se reproduce de manera magnificada ese discurso, se ha visto prácticamente diluido y escondido por el insaciable capitalismo. La marcha de la ciudad de México se ha convertido en un día en que el comercio se apodera del verdadero significado; opacadas las insignias de libertad e igualdad por aquellos grandes alegóricos que invitan casi siempre no más que al consumo; contingentes de manifestantes con pancartas y mantas que reclaman derechos naturales, se ven absorbidos por el desfile, el carnaval y la fiesta.
Y no es que encuentre malo disfrutar de la celebración; ahora el carácter de festejo de la marcha está implícito en su forma y es hermoso el concepto de celebrar el orgullo de ser quienes somos, pero es que pereciera que no es más que eso, un pretexto para salir a divertirse y tal vez utilizar la ocasión para ligar, dejando de lado la premisa de lucha por una causa. ¿Dónde ha quedado el discurso?
Ahora incluso vemos como algunos (y con buenas razones) buscan recuperar aquél carácter de lucha política, es el caso del colectivo Michael Foucault por la Diversidad Sexual de la UNAM, a quienes habrá que agradecer su necesaria propuesta. Son ahora y desde hace ya más de un año, feroces y aguerridos militantes de su universidad.
Y ya que estoy sobre el tema del ejercicio de acción universitaria con respecto al aporte militante LGBT, no puedo dejar atrás a otra de las universidades públicas más importantes de América Latina: la UAM, con su plantel en Xochimilco, (a la que orgullosamente pertenezco) que desde hace ya casi un año, al lado de la UAM Iztapalapa -quienes tienen más tiempo de acción- construye posibilidades y procura de alguna forma una cultura por la diversidad sexual; somos los del mds-uam.x (Movimiento por la Diversidad Sexual de la Universidad Autónoma Metropolitana, Plantel Xochimilco) orgullosos representantes del actual activismo universitario.
¿Qué tan importante resulta para el discurso de la diversidad sexual y particularmente, para la comunidad LGBT de nuestro país, que en las universidades exista el activismo gay, y en qué medida resulta significativa su presencia en la marcha?
Conocida por todos es la importancia que tienen las casas de estudio y la educación en general para la vida de cualquier ser humano; normalmente es desde el seno familiar que se imparten las bases de cualquier conocimiento y será en la escuela donde culmine o complete de forma refinada ese proceso de aprendizaje. En el caso de las gaycidades –término utilizado por Xabier Lizarraga (escritor y antropólogo) para referirse a todo aquello que tiene que ver con lo no heterosexual- se trata de conocimientos que en nuestra sociedad; ya no sólo hablemos de la familia, sino de nuestra sociedad entera; no son impartidos, más bien son aislados y reprimidos. Y no es que existan formas de enseñar a ser homosexual, lesbiana o bisexual; no se malinterprete la intención de mis palabras, me refiero a todas esas cosas que tienen que ver con la orientación y la diversidad sexual, aquellas que lamentablemente no se aprenden con tus seres queridos más cercanos sino son más bien conocimientos necesarios para el individuo homosexual o bisexual. Entiéndase como conocimientos las ideas, conceptos y realidades de y que todas las almas LGBT necesitan como parte de su integra cultura general.
El significado sin mito de ser gay, lesbiana o bisexual, la conciencia de la existencia de derechos reproductivos y sexuales a los que somos todos acreedores, el conocimiento de una historia de la homosexualidad que efectivamente existe pero tristemente se esconde entre los renglones de otras historias, o simplemente el hecho de saber que en los seres humanos existe algo llamado sexualidad y es ésta distinta en todos; son los conocimientos y discurso a los que antes hago referencia, ideas que afortunadamente en la actualidad y desafortunadamente solo en las universidades y organizaciones sin fines de lucro, es fácil encontrar. Es por eso que la presencia del activismo gay en las universidades podría considerarse importante.
De excepcionales casos me he enterado, exposiciones, conferencias, eventos indistintos con temática LGBT en alguna preparatoria del país, aunque existentes son casi nulos gracias a las políticas moralistas características de los directivos; y ni hablar de las secundarias o primarias, en donde los contenidos acerca de sexualidad en general parecen casi inexistentes. ¿Entendemos ahora la importante responsabilidad de las universidades dentro de esa complementación de aprendizaje de los conocimientos y la difusión de un discurso LGBT antes mencionados?
Es dentro de las organizaciones estudiantiles universitarias, en donde se construye uno de los más significativos discursos para la gaycidad, mismo que se distribuye entre las aulas de todas aquellas mentes y corazones que formarán el mundo profesional, académico y cultural del futuro.Ahora bien, ¿en qué medida y por qué resulta significativa la presencia de las organizaciones universitarias en la marcha del orgullo gay? La respuesta a esta cuestión está íntimamente ligada al tema que principió este artículo: el carácter político de la misma. ¿Por qué insistir? Simple, por que si dejamos de lado esa esencia de la marcha, queda solo visible la pachanga y el carnaval ¿qué resultados positivos puede traernos el sólo dedicar la marcha al festejo? En mi muy particular punto de vista: ninguno. Y eso podría no ser lo peor, ya que también está la mercadotecnia como otro de los posibles obstáculos que definitivamente desvía la atención de cualquiera con respecto al discurso que se busca magnificar. Son entonces las universidades junto con las organizaciones sin fines de lucro, los entes que tal vez tendrán la capacidad de nivelar el carácter, propósito y significado de ese impresionante acontecimiento.©

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