6.20.2005

El Movimiento Lésbico Feminista en México (de la pág. 41 a la 60)

sino la real transgresión del género, es decir:
1.- la negativa a reducirse a ser madre y esposa;
2.- la negación a someterse a la maternidad forzada:
3.- la abolición del trabajo doméstico y su ubicación como trabajo social asalariado;
4.- el trascender a la familia como la célula básica del cuerpo social (sustituyéndola por la comuna y la comunidad);
5.- el acabar con el hogar como la cárcel de las mujeres;
6.- la abolición de la división sexual del trabajo, es decir, de los géneros, la mujer a la vida privada y el hombre a la vida publica;
7.- la eliminación del coito (penetración del pene en la vagina, el ano o la boca de las mujeres) como el centro de la sexualidad humana;
8.- el finiquitar al falo como el centro del universo, falocosmovición;
8.- el acabar con la monogamia para la mujer;
9.- el establecer los cuidados paternos como obligación también de los hombres;
10.- los anticonceptivos para hombres que quieran penetrar a las mujeres
entre otros puntos.

La “revolucion” del transgenerismo.
Aquellos asuntos por supuesto, no les interesa combatir a los hombres transgénero mientras continúen contando con mujeres que les hagan sus trabajos domésticos y les laven sus calzones. Y mucho menos a los hombres queer quienes ignoran o no les conviene hablar de la “verdadera” opresión de género y de la “verdadera” revolución del género donde ellos tendrían que realizar también las labores domesticas y recluirse en el hogar para permitir la liberación de las mujeres de la opresión del género.
A cuantos travestis y drag-queens hemos visto vestidos de ama de casa haciendo trabajo domestico, de sirvienta trabajando para unos amos o de obrera trabajando en una fabrica, no, los hombres siempre van a ser reyes o reinas.

Las generistas
Las generistas tampoco han querido entender que el lesbianismo no es un asunto “sexual” sino político y por tanto, que no puede supeditarse a “Estudios de la Diversidad Sexual” y mucho menos a “Estudios Queer” lo cual resulta verdaderamente insultante, exactamente como lo impulsó en la academia la asesora política (el cerebro) de la primera diputada gay en México.
El lesbianismo no es un asunto sexual es una actitud política; y el lesbianismo feminista, una posición política. El primero, rompe de facto o “sale” fuera de los papeles históricos impuestos a la mujer; el segundo, al tomar conciencia puede transformar la realidad de todas las mujeres.
Los Estudios Lésbico Feministas están ausentes de la academia excepto en algunos seminarios que algunas lesbianas feministas han logrado establecer después de fuertes luchas y por su cuenta, pero constantemente mezclados con diversidad sexual, homosexualidad, sexualidad humana, sexualidad de la mujer, preferencias sexuales, queers, heterofeminismo, feminismo (heterosexual), etc., nunca como lo que realmente es: la rebelión de las mujeres para la abolición del patriarcado y la construcción de la nueva sociedad autárquica.

Las mujeres gays institucionales.
Hacia finales de los 80 se empezaron a generalizar las organizaciones lésbicas financiadas, primero, por agencias internacionales lésbicas o de mujeres y después por otras que financiaban proyectos sociales. Principalmente después de los 90 el gobierno mexicano empezó a financiar de manera amplia a proyectos de prevención del sida y después a grupos vulnerables en los que incluyó a mujeres gays y grupos lésbicos.
Patlatonalli de Guadalajara fue uno de los primeros grupos que inauguraron la nueva modalidad de los grupos financiados mismos que poco mas adelante consitituirían las bases del Lesbianismo Institucional. El Closet de Sor Juana consolidó y profesionalizó esta modalidad, pero con la ambigüedad de que en ocasiones se denominaba lésbico aunque en realidad era LGTB, iniciando la formación de la corriente política de las Mujeres Gay Institucionales, cuya ideóloga fue su asesora política (el cerebro) para llegar a la diputación.
Institucionales, significaba no solo vivir de y para los financiamientos sino también, el hecho de que este nuevo status les permitió ingresar, a través de las negociaciones, a diversas esferas del poder gubernamental en el país y por supuesto a las esferas del poder político gay internacional y mas delante del poder de los organismos internacionales, a nombre de las lesbianas mexicanas.

Las Ongs y las Asociaciones civiles de mujeres gays.
A partir de entonces, las organizaciones de mujeres gay que surgieron y algunas organizaciones lésbicas de derecha se avocaron y se fueron profesionalizando en la solicitud y búsqueda de financiamientos. Exceptuando algunos grupos que contaban con solvencia económica por pertenecer a una clase superior.
Paralelamente, a este proceso de profesionalización o institucionalización de las organizaciones gays femeninas; por otro lado, las lesbianas feministas autónomas se abocaban a trabajar en el proceso de organización política de las lesbianas y al fortalecimiento del movimiento lésbico, rechazando categóricamente los financiamientos y el utilizar a la comunidad de lesbianas únicamente para solicitar éstos. Una de las muestras de ese trabajo se constata en la primera Marcha Lésbica en México, en 2003 con alrededor de 4,000 mil lesbianas, según sus organizadoras.
Si bien es cierto que las Ongs y las Asociaciones civiles representaron un avance en la independencia del control hegemónico de las instituciones gubernamentales y de los partidos políticos sobre la sociedad civil y también una posibilidad de incidir en las políticas publicas desde la voz de la sociedad organizada. También es verdad que las Ongs y las Asociaciones civiles fueron y han sido utilizadas como instrumentos para fragmentar y desarticular a los grandes movimientos sociales de masas: obrero, campesino, jornalero, de servicios, popular, estudiantil, indígena, etc. y lo que es peor, para desarticular al propio movimiento amplio de mujeres, MAM.
Así como también, han sido utilizadas para golpear a los partidos de izquierda (porque los de derecha nunca han tenido una base social, excepto la comprada) y a la izquierda en general. En síntesis, han constituido el ariete del neoliberalismo para quebrar a los movimientos sociales o impedir su desarrollo. Por lo mismo, la inmensa mayoría de las ongs tienen un perfil político profundamente derechista y reaccionario.
Las Organizaciones No Gubernamentales en realidad son instancias gubernamentales para que los gobiernos puedan deshacerse de sus responsabilidades gubernamentales porque se encuentran directa o indirectamente controladas por los gobiernos y finalmente, son organizaciones cogobierno aparentando no ser gobierno.

Las organizaciones civiles democráticas o de izquierda.
Por supuesto, existen algunas asociaciones civiles u ongs que han jugado un papel político muy importante en la defensa de ciertos grupos vulnerables, procesos sociales y derechos humanos, es decir, la izquierda de las organizaciones civiles, pero se encuentran extremadamente limitadas porque cuando asumen posturas democráticas corren el peligro de que se les retiren los financiamientos.
Por lo mismo, las alianzas políticas fundamentales del movimiento lesbofeminista autónomo y radical no pueden orientarse principalmente a las ongs o asociaciones civiles sino a los movimientos sociales de masas campesinos, indígenas, obreros, desempleados, migrantes, etc. así como también a la reconstrucción de los partidos políticos de izquierda pero con una orientación feminista. No hay que olvidar que cualquier proyecto político que no conlleve al feminismo es un proyecto patriarcal.

La sidificación del movimiento gay y de paso, del movimiento lésbico.
Cabe mencionar que alrededor del 84 se inició la sidificación del movimiento gay. Éste, no solo sufrió un proceso de desarticulación razón por la cual muchas mujeres de los grupos homosexuales se acercaron a los grupos lesbicos, sino también sufrió la reducción de toda su perspectiva política a la lucha contra el Sida, salvo aisladas iniciativas.
Ello condujo a que, sobre todo a principios de los 90, se desarrollaran una gran cantidad de grupos de prevención del sida y apoyo a personas con VIH y, aunque la comunidad lesbiana no era un sector de alto riesgo, muchas lesbianas se incorporaron a las asociaciones de lucha contra el sida porque empezaron a llover los financiamientos internacionales y nacionales.
A este respecto, se dieron dos situaciones: por un lado, muchas mujeres gays aprovecharon oportunistamente aquellos financiamientos y, por otro lado, muchas organizaciones gays utilizaron a las gays para justificar la solicitud de financiamientos contra el sida.
Algunas de las características de este fuerte movimiento, fueron: su alta despolitización; su reducción a la búsqueda y obtención de financiamientos, incluyendo el canibalismo interno por estos; la creación de una nueva clase política de funcionarios del sida ante los organismos nacionales e internacionales y, lo más grave, la desmovilización y fragmentación del movimiento gay, especialmente, del movimiento gay de izquierda, mismo que en México fundó al movimiento homosexual a finales de los 70.

La eliminación/cooptación de las organizaciones sociales.
Una vez que se acabó el mundo bipolar al disolverse la Unión Soviética, la década de los 90 se caracteriza por la imposición gradual de un poder unipolar único y universal, es decir, la Globalización Imperial de las Corporaciones Multinacionales representadas por el gobierno de los Estados Unidos atrás del cual se encuentra Israel. Corporaciones que después del 2000 lograron reducir a los organismos internacionales, es decir, a la ONU, el FMI, el BM, la AID, entre otros, a simples “agencias” de su expansión.
Por supuesto, el organismo más poderoso que se impuso fue la OMC, Organización Mundial de Comercio, quien actualmente gobierna al globo (es decir, el mundo) junto con las multinacionales armamentistas, de energéticos, de la informática y del crimen organizado.
Para lograr este propósito sometieron al globo al Modelo Económico Neoliberal, MEN.
Para lograr este objetivo, eliminaron a todos los movimientos sociales que no se sometían a sus dictámenes y cooptaron a aquellos que fueran cómplices o rentables económicamente. Ello se llevó a cabo, porque el Capital esta conformado por la explotación de la fuerza de trabajo y para controlar y aumentar esta explotación es necesario eliminar toda forma de organización social. La organización social constituye el más fuerte enemigo del capital, sobre todo, la organización de la clase trabajadora.
Por esa razón, la organización del sector de lesbianas era esencial y fundamental, pero, precisamente fue la geificación y el lesbianismo-institucional que se avocan a impedir y bloquear dicha organización: uno, al sustituirla por las minúsculas ongs (constituidas a veces por cinco o tres personas); dos, al sustituirla por las funcionarias “representantes del lesbianismo del país” o las expertas en “asuntos lésbicos”; tres, al mezclar y confundir a las lesbianas con el movimiento de la diversidad sexual; y cuarto a banalizar y trivializar la lucha lesbiana con las discos, el alcohol, las drogas y el sexo compulsivo.

La integración del movimiento gay-femenino al sistema de dominación global.
En los 90, el sistema neoliberal aceleró el proceso de integración de ciertos elementos de sectores tradicionalmente marginados con objeto de acabar de desarticular a los grandes movimientos sociales, por ejemplo: ciertos sectores raciales de color en los Estados Unidos; algunos países del tercer mundo como Paquistán o México (los grandes esquiroles); del movimiento ecologista; del movimiento de mujeres; del movimiento indígena, y paradójicamente, del movimiento de los “degenerados sexuales”: las lesbianas y los homosexuales, entre otros.
¿Porqué el sistema patriarcal-neoliberal integró a un sector social milenariamente repudiado y aborrecido, especialmente el de las marimachas?. Simplemente, porque el modelo económico neoliberal sustentado en el Libre mercado y en las ganancias exorbitantes de dinero como esencia del sistema económico mundial, descubrió que la falosexualidad y la sodomía constituían un mercado extraordinario de ganancias no solo para la industria sexual sino en general para las transnacionales del placer: hoteles, trasatlánticos, viajes, oasis tropicales, etc.
Y, lo más grave fue, que también descubrió que el lesbianismo podía convertirse en un jugoso negocio boyer, de los menags y las parejas swingers, porque los hombres preferían coger (fuquin) con una lesbiana porque era activa y no pasiva como la mayoría de las mujeres; masturbarse mirando coger a dos lesbianas o tener a dos mujeres al mismo tiempo su mujer y una lesbiana aunque esta cogiera con su mujer. “Tener” “poseer” a una mujer lesbiana, ahora significa para los hombres un doble acto de poder y doble acto de dominación: dominar a una mujer y dominar a una mujer fuerte, masculina y poderosa.
Las condiciones para logar este objetivo fueron: uno, desarticular al movimiento lésbico; dos, nulificar la teoría política lesbofeminista, y tres, mezclar y confundir al lesbianismo con bisexualidad, zoofilia, sadomasoquismo, coprofilia y demás fauna de la multipluralidad genital, con el objeto de acabar con la identidad lésbica, es decir, con el poder lesbiano.
Me pregunto, ¿las funcionarias lesbogays representantes de las lesbianas latinoamericanas ante las honorables instituciones internacionales y nacionales se han dado cuenta de esta situación?, ¿ó lo saben y lo callan porque están recibiendo indirectamente parte de las ganancias de estos nuevos negocios?.

La integración del movimiento generista (exfeminista) al sistema de dominación global.
Por supuesto, en relación al movimiento feminista de Latinoamérica y el Caribe se cooptó a las liderezas (tendencia a no organizarse) y a muchas organizaciones, entre ellas, a las más oportunistas y por supuesto sin principios ético-políticos (la Ética feminista), excepto algunas feministas que quedaron anuladas e invisibilizadas por las funcionarias y expertas en asuntos de género.
Tampoco fue casualidad que aquellas mujeres fueran blancas de clase alta o media y algunas mestizas con conciencia blanqueada de origen pobre. Todas ellas con una fuerte cultura occidental, es decir, desenraizadas, sin contacto con sus raíces culturales y mucho menos indígenas. Mujeres finalmente producto de una cultura racista, clasista y colonialista, aunque a esto en el lenguaje neoliberal se le llame “diversidad” o la “pluralidad”.
Dicha integración fue diseñada por el sistema de dominación mundial para fracturar y crear una división al interior del movimiento feminista, es decir, una división entre feminismo institucional y feminismo autónomo.

La “contra” exfeminista o postfeminista.
Las feministas institucionales, exfeministas, postfeministas o generistas lo primero que hicieron, fue:
- Minimizar e invalidar al proceso de organización política de las mujeres, es decir, se contrapusieron a la organización de las mujeres, a la fuerza política de las mujeres organizadas que es precisamente donde radica su poder;
- Segundo, se fueron oponiendo a vincular a la lucha de las mujeres con las demás luchas sociales aislándola de estas, bajo el lineamiento neoliberal de separar, disgregar, desarticular y fraccionar a las luchas sociales entre si.
- Tercero, fueron invalidando y despreciando a la militancia, es decir, al compromiso y el trabajo práctico con las mujeres bajo una disciplina organizativa y un programa político definido;
- Cuarto, también invalidaron y despreciaron el trabajo de base que se realizaba con los sectores más goleados de mujeres abandonando y dejándolas desprotegidas; y
- Quinto, también desplazaron hasta enterrar, el análisis político crítico del feminismo radical y revolucionario que surgió en las décadas de los 60 y 70, invalidándolo y descalificándolo como anacrónico y obsoleto, despojando de esta manera al movimiento de mujeres de sus armas teóricas.

La confrontación entre lesbianismo autónomo y lesbianismo institucional
La división entre feminismo autónomo y feminismo institucional también se produjo al interior del movimiento lésbico entre lesbianismo autónomo y lesbianismo institucional.
Sin embargo, el concepto: lesbianismo institucional, puede sustituirse por el de: lesbogay institucional, porque las lesbianas radicales argumentan que el lesbianismo es in-asimilable al patriarcado heterocentrista y sobre todo, porque el lesbianismo feminista es sustancial y esencialmente anti patriarcoheterocentrista y antiandrocentrista.
Por lo tanto, han sido las lesbogays las que han permitido o impulsado la institucionalización de las organizaciones lesbianas:
Primero, porque no les interesa la comunidad lesbiana dado no son lesbianas sino gays;
Segundo, porque se encuentran profundamente identificadas con las políticas gays financieras, aún a pesar de que exista discriminación lesbofóbica por parte de los gays en el otorgamiento de los financiamientos (control masculino);
Tercero, porque no les interesa crear “movimiento”, movimiento de lesbianas, sino comunidad comercial despolitizada;
Cuarto, porque no están orientadas al crecimiento y desarrollo del movimiento político lésbico sino a proyectos extremadamente limitados como salud, revistas, VIH, atención psicológica, campings, travels, chopings, etc. y dirigidos a núcleos minúsculamente pequeños de mujeres gays;
Quinto, porque muchas financiadoras están exigiendo que las asociaciones de mujeres gay no se centren en grupos “cerrados” exclusivamente de lesbianas, sino “incluyentes”, mezcolanza, que incluyan a bi, trans, queer y voyers, swingers, coprofílicos, zoofílcos, etc, sin “discriminación” de ninguna expresión de la sexualidad humana: ¿paidofilos?, ¿violadores?, ¿la Asociación pro-derechos sexuales de padres incestuosos?, ¿proxenetas?, entre estos por ejemplo, ¿las transnacionales de la industria del sexo necrofílico que operan en Ciudad Juárez?, etc.. Estos también son parte de la Diversidad Sexual, ¿no?.
La táctica política del “incluyente” discurso de la diversidad, fue diseñada para evitar la identificación y el fortalecimiento grupal de las mujeres lesbianas y dispersar y desarticular su cohesión. Porque el Sistema, sabe perfectamente bien que en la medida en que se fortalezca el poder lesbiano se fortalecen las mujeres en general y en la medida en que disminuya el poder lesbiano disminuye el poder las mujeres en general. Por supuesto, del lesbianismo feminista.

Los cinco encuentros lésbico feministas de Latinoamérica y el Caribe.
La realización de los encuentros lésbicos Latinoamericanos y del Caribe han constituido verdaderos actos de heroísmo debido a los enormes obstáculos que han enfrentado y a la represión que todas las instituciones patriarcales han interpuesto para evitarlos, incluyendo la falta de apoyo tanto del movimiento heterofeminista como del movimiento gay.
Cabe destacar, que a pesar y en contra de la corriente internacional gay, lesbogay, heterofeminsita y sobre todo del generismo (exfeminismo) institucional, estos encuentros se han autodenominado “feministas” en medio de la desacreditación o invalidación del feminismo por la mayor parte de aquellos.
No obstante, también dentro de estos encuentros se ha manifestado el enfrentamiento entre el lesbianismo autónomo y el lesbianismo institucional o lesbogay, que ha adquirió dimensiones muy profundas en los últimos de estos.
La dicotomía entre institucionalización y autonomía, en términos generales, podría resumirse en lo siguiente: el cuestionamiento que hacían las organizaciones lésbicas autónomas, es decir, independientes tanto del gobierno y de los partidos políticos así como de cualquier institución patriarcal o agencia financiera, ante las organizaciones lésbicas o personalidades lesbianas dependientes de los financiamientos nacionales o internacionales y de sus relaciones políticas con las instituciones gubernamentales, instancias esencialmente patriarcales.

Lesbianismo de izquierda y lesbianismo de derecha o lesbogay.
Es sumamente importante identificar a las fuerzas derechistas lesbianas y a las fuerzas izquierdistas para tener claridad hacia donde se dirigen unas y otras y cuales son sus intereses políticos reales.
IZQUIERDA DERECHA
La organización La No-organización, desorganización u
organización controlada.
Movimiento Comunidad, ghetto o clientela cautiva.
Conciencia No-conciencia, inconciencia o conciencia
enajenada
Politización Despolitización
Vinculación con otras luchas sociales Desvinculación con otras luchas sociales,
desarticulación del mov. lésbico
Inserción en las problemáticas nacionales No inserción en las problemáticas del
e internacionales país y mucho menos internacionales
Autogestión Imposición
Consenso Votación
Participación colectiva Participación selectiva y elitista
Entre otros antagonismos.

Las fuerzas derechistas lesbianas o lesbogays.
Las fuerzas lesbogay y lésbicas derechistas siempre trataron y van a tratar de impedir el surgimiento de un movimiento lésbico. Cuando éste ya se hecho a andar, tratan de frenar su desarrollo; cuando no pueden impedirlo, lo colocan bajo control oficial e institucional y finalmente, cuando este es demasiado fuerte o radical se convierten en sus detractoras.
Por ello mismo, el objetivo de estas fuerzas es mantener a la comunidad de lesbianas no-organizada, desorganizada u organizada para actividades superfluas, triviales y banales. Para lograr esto, mantienen especial interés en despolitizarla es decir, despojar al lesbianismo del carácter político que contiene y reducirlo a la genitalidad; así como a desvincularlo de aquello que lo une con las demás luchas sociales y por lo tanto, lo colocan fuera de la realidad social (el famoso sueño de opio).
Para lograr ello, por supuesto, llevan a cabo todo un procedimiento para desconcientizar a la comunidad de lesbianas (a través del entretenimiento y la dispersión, terapias, deporte, fiestas e inclusive alcohol y drogas) con objeto de poder manipularla, utilizarla y manejarla para, finalmente, explotarla (explotación directa o indirecta que se lleva a cabo a través de los múltiples negocios y empresas de la nueva cultura del marketing lésbico, que no es otra cosa que someter a la fuerte y potencialmente revolucionaria fuerza lésbico feminista al consumismo y la enajenación mental.
Por ello, las fuerzas lesbogays o lésbicas de derecha son enemigas de la liberación lésbica real.

Las lesbogay institucionales (ó lesbianismo institucional).
El cuestionamiento contra las lesbogay o lesbianas institucionales se centraba principalmente, en el hecho de que estas mujeres:
1)- fueron adoptando como modus vivendi el dedicarse a buscar y obtener financiamientos, con objeto de convertirse en “empresarias sociales”, utilizando a la comunidad lesbiana como su clientela social;
2)- empezaron a utilizar como pretexto para obtener financiamientos, la ayuda o la prestación de servicios a la comunidad lésbica sin que realmente llegara a ésta o se canalizara a un minúsculo de conocidas de aquellas;
2)- utilizaban al movimiento lésbico para acceder a puestos de gobierno, tanto de representación popular como para llegar a posiciones de funcionarios públicos, sin que existiera un trabajo real con la comunidad lésbica u olvidando su compromiso con ésta.
3)- empezaron a acceder a puestos dentro o ante los organismos internacionales “a nombre” del movimiento lésbico o de la comunidad de lesbianas del país sin haber sido propuestas o avaladas por estas y sin que se les consultara, asimismo, sin que se les informara de las acciones o iniciativas que estas “representantes” estaban negociando.
3)- su alejamiento o su absoluta indiferencia respecto de la realidad lesbofóbica que padecían la inmensa mayoría de las lesbianas en su país, es decir, las masas lesbianas que sufrían una profunda represión heterosexista.
4)- se encaminaron únicamente a obtener un alto nivel económico personal en detrimento de las masas lesbianas que con muchísimo esfuerzo lograban sobrevivir, creándose de esa manera una “aristocracia lésbica” que contradictoriamente provenía de la lucha social lésbica.
5)- más profundamente, se hicieran cómplices directa o indirectamente de los gobiernos representando un aval para que estos pudieran llevar a cabo sus políticas antipopulares y antisociales: privatizaciones, desregulación laboral, tratados comerciales, reformas estructurales, ataques laborales, despojo de las empresas publicas, entre otras,
6)- por último, lo más grave, que avalaran, explícitamente o con su omisión, la aplicación de la represión y la violencia social a la ciudadanía por parte del sistema político: ataques a los movimientos obrero, campesino e indígena; suicidio de periodistas o de defensores de los derechos humanos, entre otros. Lesbogays institucionales que no les afectó en nada la matanza masiva de campesinos en Acteal, el exterminio de las naciones indígenas, el ataque contra los sindicatos obreros, ni el femicidio en Ciudad Juárez.
Todo ello permitió la conformación de lo que ahora puede llamarse la “burguesía lesbiana”, es decir, una especie de clase capitalista lesbiana pero no porque sea propietaria de grandes capitales (hasta ahorita) sino por su ideología y por sus intereses económicos y políticos y, sobre todo, por su abjecta utilización del movimiento lésbico no sólo con fines de enriquecimiento personal sino para fortalecer el sistema social que reprime diariamente a las lesbianas.



El Closet de Sor Juana, una organización LGTB.
El proceso gradual de desaparicion de Oikabeth III debido a su lejanía con el movimiento de lesbianas y a su falta de una perspectiva lesbofeminista a finales de los 80, culminó con la fundación de El Closet de Sor Juana en 1992. Grupo que inicialmente se constituyó como organización de “lesbianas feministas” (por aquello de los financiamientos) pero que ante la carencia de una ideología lesbofeminista, su desvinculación del movimiento lésbico y de su dependencia gay y heterofeminista poco después mostró su verdadero carácter: el ser una organización conformada por hombres y mujeres bisexual, gays y transgénero.
De hecho, el Closet de Sor Juana nunca tomo parte en ninguna de las iniciativas colectivas lesbofeministas siempre formó parte de las iniciativas gays, por ejemplo como el principal fundador de CODISEX, Comité de la Diversidad Sexual, cuyo objetivo era organizar las marchas LGBT, (Folleto: El Closet de Sor Juana, sin fecha), ¿Porqué centrarse en las marchas?, porque las marchas se convirtieron en jugosos negocios bajo la lógica neoliberal. Negocios económicos, pero también políticos, es decir, “el control” sobre la comunidad gay para negociar ante el poder del estado.
Además, el rechazo de las lesbianas feministas autónomas a su dirigente, futura primera diputada lesbogay en México la ha mantenido alejada del movimiento lésbico mexicano. De hecho, su candidatura a la diputación en 1997 fue rechazada en una carta publicada por Enlace Lésbico quien aglutinaba a las organizaciones lésbicas de más impacto político en aquel momento.

La primera candidata a diputada gay.
Unos de los cuestionamientos más fuertes que se le hicieron a la candidata para diputada gay fue que hablara a nombre de las lesbianas mexicanas sin haberlas consultado y sin contar con el aval de éstas y que se erigiera en representante nacional del movimiento de lesbianas cuando ella en realidad nunca había estado dentro del movimiento lésbico (excepto en Oikabeth II). Además, se consideraba moralmente incorrecto que estuviera pidiendo financiamientos para “ayudar a las lesbianas” y los aplicara al movimiento Lgtb.
Al respecto, es importante tener claro que existen dos tipos de lideres:
-aquellas que viven PARA los movimientos y aquellos que viven DE los movimientos;
- las primeras benefician al movimiento y las segundas se benefician del movimiento.
Según “parece” (porque nunca a informado a la comunidad lésbica mexicana), el Closet de Sor Juana ha contado dos veces y ahora, parece que también una tercera, con la representación del Secretariado de Mujeres de la ILGA (¿“mujeres”?, no se sabe a que se refiere el termino “mujeres”, si a las heterosexuales o a las gays, homosexuales, bisexuales, trans…, queer, zoofilicas sadomasoquistas ó a todas juntas).

La falsa representatividad.
Por lo mismo, desde que el movimiento se encuentra fracturado, quienes se han adjudicado la representatividad y la voz oficial del movimiento lésbico en México a nivel internacional (y lo que es peor, incluido del propio Movimiento Lésbico Feminista) han sido las liderezas lesbogays quienes se han autonombrado “representantes del movimiento de lesbianas en México”, ¡gays representando a lesbianas!, así como también lo han hecho las lesbianas ó lesbogays institucionales y derechistas.
Dichas mujeres desconocen la lucha histórica lesbiana. El amplio y profundo esfuerzo histórico de multitud de organizaciones que han batallado para impulsar el proceso de liberación de la comunidad lesbiana en el país. Además, ni siquiera les interesa lo que sucede con el movimiento lésbico en México precisamente porque no son lesbianas sino gays, pero lo mas grave es que por lo mismo, están tratado de nulificar y desmovilizar al movimiento lésbico dado que este les cuestionaría el poder ilegitimo sobre el cual se erigen.
Liderezas y ongs que no por casualidad son parte la derecha lesbiana y coquetean con el feminismo de derecha, ya sea una derecha moderada: liberal, Light, políticamente correcta, civilizada; o dura: extrema, neoliberal o reaccionaria, totalmente identificadas con el movimiento gay internacional occidental y blanco expresado por la mayor parte de las políticas de la ILGA, International Lesbian and Gay Association, salvo las corrientes izquierdistas que se encuentran opacadas dentro de la misma.

Enlace Lésbico
Hacia finales de los “90s”, 1997, se formaría Enlace Lésbico, una instancia de coordinación en la capital mexicana que en un principio aglutinó a seis grupos autónomos y a lesbianas independientes (al margen de toda organización): Himen, Grupo de Madres Lesbianas Grumale II, Archivo Histórico Lésbico de México, América latina y el Caribe, Pro Derechos Humanos de Lesbianas, Telemanita del Estado de Morelos, Lesbianas Zapatistas, Musas de Metal quien finalmente no se integró por manifestar que no estaba de acuerdo con el feminismo, que incluso se oponía al feminismo y Coyolxauhqui Articulada quien salió porque dos de sus integrantes firmaron una carta de desconocimiento a la candidata a diputada gay, sin haberla discutido, misma que afectó al financiamiento del grupo. Aunque no perteneció a Enlace, es importante mencionar también al grupo lésbico Oasis de Safuega en Guadalajara quien realizó un importante trabajo con las lesbianas trabajadoras y pobres.
Enlace Lésbico tampoco incluyó en su denominación el concepto “feminista” en aras de no excluir a las organizaciones lésbicas no-feministas, e incluso a las anti-feministas como Musas de Metal, como era ya la tendencia general del movimiento gay, queer, de la diversidad, transgénero y LGBT internacional en ese momento histórico. Sin embargo, esa coordinación partió de la iniciativa de lesbianas feministas y radicales y varias de orientación anarquista.
La omisión del concepto feminista respondió a un momento histórico en el que el neoliberalismo se encontraba en vertiginoso ascenso, tratando de liquidar lo que quedaba de feminismo y de socialismo, así como a todas las ideologías que en los años 60 y 70 habían inspirado a los grandes y poderosos movimientos sociales de esas décadas.

La AUTONOMÍA, una propuesta filosófico política.
La noción de autonomía ha sido profundamente desarrollada por diversas organizaciones y teóricas lesbianas feministas radicales generalmente con una base ideológica anarquista, libertaria o ácrata, como una noción y categoría filosófico política trascendental.
Sin pretender ser especialista en el tema e independientemente de las diferentes perspectivas que existen en torno a este tema, dicha autonomía ha postulado una sólida autoconciencia individual-social profundamente desarrollada que deriva en una cosmovisión política que permitiría el desarrollo de la posibilidad de una convivencia social y planetaria a través de la autogestión, la autodeterminación y el consenso, es decir, una armonía social sin necesidad de la existencia de un Estado y sus instituciones coercitivas, represivas y controladoras de “masas ignorantes y explotadas”, es decir, el esquema social patriarcal y clasista. Sino sobre la base de un compromiso personal autoconciente de solidaridad y cooperación humana.
Esta profunda visión ideológico política contrasta con los planteamientos de las homosexuales, las lesbohomosexuales, las gays, las lesbogays y demás conductas políticas de la diversidad, queer, trans…, bisexuales, Lgtb, etc. Salvo algunas gays de izquierda que están comprometidas con la injusticia social pero que desconocen el lesbofeminismo. Asimismo, también contrasta con las profundas limitaciones del feminismo heterosexual.

Las gays, queer, bisexuales, trans y su postura política anti-lesbiana.
Las gays neoliberales se caracterizan por una ausente ó una aportación teórica extremadamente limitada, trivial y pobre, porque carecen de un sustento teórico serio y fundamentado ya que se adaptan pasivamente a las propuestas ideológicas de los hombres gays, que finalmente son visiones masculinas androcentristas y falocéntricas y en la banalidad teórica neoliberal. Razón por la cual nunca han aceptado los debates políticos públicos que les han propuestos las lesbianas autónomas.
Lo grave es que al asumir las ideologías androcéntricas, asumen sin darse cuenta las características patriarcales de la dominación: la inconciencia, el sometimiento, la opresión, el abuso, el atropello, la utilización, la explotación, la represión, la manipulación, la violencia, etc. de todos aquellos aspectos sobre los que se erige el patriarcado, y se construye la sociedad imperialista, racista, clasista y sexista.
Producción ideológica orientada encubiertamente y ocultamente a:
- aniquilar gradualmente la cohesión y la identidad lésbica;
- mimar la incipiente pero fuerte y poderosa teoría lesbofeminista ; y
- desarticular al movimiento lésbico feminista autónomo e independiente;
Ofensiva ideológica que realizan a través de un engañoso discurso posmoderno y liberal sustentado en la peligrosa teoría de la Diversidad sexual, Lgtb y Queer.
Es muy importante aclarar que indiscutiblemente es respetable que las mujeres quieran ser gay, lo inadmisible es que quieran montarse o utilizar al movimiento lésbico para someterlo a las políticas gays, para obtener un beneficio propio o para lucrar con éste.

Una autocrítica.
Es necesario que establescamos una autocrítica en relación a que muchas mujeres sobre todo jóvenes, han rechazado al feminismo por las incongruencias y las contradicciones en las que hemos caído las feministas. Exactamente como sucede con el gran rechazo que existe contra la izquierda o contra la propuesta socialista.
Ese fuerte repudio se debe en gran medida a la perdida de la fidelidad con los postulados teóricos tanto del feminismo como del socialismo, a la venta de los principios revolucionarios y a las traiciones de quienes ahora trabajan para el enemigo.
Por lo mismo, es urgente reconstruir un movimiento internacionalista feminista-socialista pero sobre bases éticas profundamente sustentadas y principios morales solidamente fincados.
Pero también, sobre una base mística revolucionaria y una nueva espiritualidad feminista re-evolucionaria que sería lo único que podría evitar procesos de degradación, descomposición y corrupción de las y los militantes de la nueva izquierda feminista-socialista así como la adopción de posturas antidemocráticas, autoritarias, represivas u oportunistas y traidoras como lo fue el estalinismo y la mayoría de los regimenes socialistas de los países del este de Europa y los partidos comunistas de casi todo el mundo.

La “gran liberación” de las mujeres
Respecto al proceso de liberación de las mujeres es indudable que ha habido avances, no es la misma situación la que prevalecía antes del siglo XX que la que existe ahora. Por supuesto que hay un adelanto en la situación social, laboral y civil de las mujeres, pero este se debe al esfuerzo y al gradual proceso de avance de todas y cada una de ellas quienes a diario han luchado por sobrevivir y desarrollarse en un mundo patriarcal, así como también, a las nuevas condiciones económicas que han incluido a la fuerza de trabajo femenina.
Sin embargo, la “gran liberación” de las mujeres a beneficiado a un minúsculo grupo femenino, quizá a un cinco por ciento del conjunto de las mujeres a nivel mundial, quienes han accedido a posiciones de poder, y desgraciadamente, quienes, desde ahí, participan de la explotación y de la opresión del resto de la humanidad, incluidas las demás mujeres. Salvo honrosas excepciones.
Ello nos conduce a afirmar que ninguna liberación real de las mujeres se puede realizar dentro del sistema patriarcal capitalista, racista, clasista, imperialista.
Además, hay que tomar en cuenta que muchos de los avances reales logrados durante los 60 y 70 se echaron para atrás durante las décadas de los 80 y los 90 que fincaron las bases del neoliberalismo actual.
Respecto a los logros institucionales y formales del feminismo estos no han bajado a las mujeres. La inmensa mayoría de nosotras, sobre todo en el tercer mundo, nos encontramos en una situación cada vez peor. El feminismo debe recuperar su orientación social y de incorporación con los sectores de mujeres más golpeados.

La gran limitación del feminismo heterosexual: el heterocentrismo
La heterosexualidad constituye una expresión de las relaciones humanas, sin embargo, el patriarcado, por un lado la ha reducido a una “conducta sexual”, genital, cuando que es ante todo una relación económica (contrato económico entre un hombre y una mujer) y por otro lado, la redujo a un asunto personal, íntimo y de alcoba cuando que es una relación social y publica, ocultando de esta manera lo más importante, que es una relación política: de poder y por lo tanto, de dominación.
Por esta razón se impuso como “obligatoria para todos”. Pero en realidad se aplica contra las mujeres, porque la mayoría de los hombres clandestinamente mantienen relaciones sexuales entre sí, asunto que se ha mantenido en completo silencio y secreto: cines, baños, cantinas, hoteles de paso, parques, bares, deportes, etc., así como el incesto sistemático de padres a hijas.
Precisamente, aquellos hombres que tienen una gran tendencia a la sexualidad con otros hombres y que no son homosexuales, enfrentan muchas dificultades para poder realizar su deseo por lo cual se transforman en hombres sumamente violentos con sus esposas. Esta es una de las causales de la violencia intrafamiliar que no se ha querido tocar, igual que el incesto.
La heterosexualidad es ante todo una “relación económica” y “una relación política” entre los dos sexos, una estructura institucional que permite el control de los hombres sobre las mujeres. Por ello, la heterosexualidad se convirtió de “opción” en “imposición” y de relación económico-política en relación sexual, en una sexualidad impuesta, obligatoria y opresiva y finalmente: en la Sexualidad Oficial del Estado o sexualidad estatal.
Institución que ha sido la forma como el patriarcado ha ejercido de manera directa su control político sobre el sector social femenino, la mitad de la humanidad. De hecho, la heterosexualidad obligatoria es la sexualidad oficial del Estado.

El feminismo heterosexual.
Dicha estructura de control y dominación, se niegan a cuestionar las heterofeministas y en ello radica su limitación.
Adrienne Rich, una de las más claras ideólogas del movimiento lésbico feminista dice: “La heterosexualidad ha sido impuesta a las mujeres forzada y subliminalmente. Sin embargo, en todas partes las mujeres le han opuesto resistencia, a menudo al precio de la tortura física, el encarcelamiento, la psicocirugía, el ostracismo social y la extrema pobreza. “Heterosexualidad obligatoria” fue el nombre de uno de los “crímenes contra la mujer”, dado por el Tribunal sobre Crímenes Contra las Mujeres de Bruselas en 1976
[1].
El feminismo heterosexual en México no ha realizado un análisis ni una
[1] Adrienne Rich, “La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana”, Articulo del libro: Sexualidad, género y roles sexuales, Compiladoras: Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson. Fondo de Cultura Económica, 1999

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